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Barbería: El Tesoro Mágico

En la literatura contemporánea ningún relato supera la vivencia de estas últimas dos décadas dedicadas a la creación de un mundo mágico que se llama Barbero.

Los relatos en la industria de la Barbería Instalaron un símbolo hipnótico como el Cilindro con sus tres colores girando casi las 24 horas, anunciando que en ese lugar existe un espacio de creación Barbera, el cilindro tiene más importancia que una tijera o una máquina de corte, es como el escudo protector que muestra un gran tatuaje imaginario que los ancestros los primeros Barberos permiten utilizar a quienes se sientes los elegidos.

El hipnotismo está acompañado siempre por grandes oradores (que no son griegos) mostrando una escalera del éxito imaginaria que muestra un cofre de Oro “justo allí en la cima”, para quien llegue, la frase “Tú puedes” nace en una Barbería de un barrio pobre de Puerto Rico que un padre le decía a su hijo enseñándole el oficio de barbero siendo viral después en toda la región apropiada por los Coach Barberos.

En este mundo mágico todo es posible como: Jurados en eventos que no son jurados, diplomas cada vez más resonantes para hacerte sentir un miembro honorifico e importante, trabajos de fantasía que no los compra nadie o lograr ser millonario con una máquina y la sapiencia de solo dos cortes, todo es posible en este relato interminable y fascinante del mundo Barbero.

Dato no menos importante es que post pandemia nació el 85% de los Barberos de la región, hace tres años que las cadenas de Barberías están cerrando porque No encuentran un Barbero responsable que trabaje con ellos, mostrando que sobran Barberos y faltan profesionales de la Barbería.

Cada 24 horas en la región sale a la calle miles de nuevos Barberos con un diploma debajo del brazo a buscar el cofre de Oro que está en la cima, entre ellos esa tribu casi sagrada se preguntan por dónde queda el camino para lograr el éxito sin encontrar respuestas.

Hasta ahora no encontré a ningún Barbero que llego acariciar el cofre con el oro, solo algunos lograron estar tres escalones debajo de la cima, pero se los devoro el EGO.
Rodolfo Urrea