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El hombre como negocio en el sector de la belleza

Ser bello como hombre instalo una moda contundente en el sector de la estética masculina y más el de la peluquería, siempre se dijo que la belleza es una interpretación desde hace siglos, en lo pragmático los que obtienen la bendición de ser bellos son más exitoso en un mundo rodeado de ese imaginario.

Recién hace solo unos años los rostros extraños en hombres comenzaron a instalarlos como exóticos mostrando a un hombre más descontructarado al menos desde sus rasgos sin la necesidad de mostrar una sola belleza.

El hombre siempre fue un negocio que mejoró notablemente el de las mujeres, estas últimas solo pudieron ingresar a salones exclusivos para damas hace un siglo aproximadamente, por ejemplo, en 1902 el primer salón de belleza en el planeta: Beauty Valaze. No era una simple sala de mujeres para aplicar cremas en la piel y maquillarlas, era un centro especializado de empoderadas que recién tenían derecho a votar, un lugar para ellas de manera exclusiva.

Existe un concepto de negocio que tiene como nombre “Club para Hombres” que logro en estas últimas dos décadas incorporar a un segmento de hombres de alto nivel socio económico, los primeros clubes surgieron en los vestuarios de los Campos de Golf que la etiqueta, la imagen y el buen gusto estaba instalado en el 100% de los asociados de esos clubes y sus practicantes a ese deporte.

Hoy solo el 12% de hombres invierte hasta cuatros veces más que una mujer en el cuidado de su imagen, el resto 88% tratan de mantenerse dentro de sus presupuestos, las propuestas peluqueriles para hombres creció en 15 años casi un 400% bajando considerablemente la calidad y compitiendo con precios, respecto a salones para mujeres los mismos se mantiene estable la cantidad de peluquerías con sus altas y bajas en los últimos 15 años en la región.

Sin dudas la belleza atravesara en el tiempo el sector de la peluquería donde la imagen en todos sus contextos y actores es la dueña absoluta, algunos ya tratan el tema de discriminación en algunos eventos y marcas puntualmente que estereotiparon a sus disertantes o ponentes.
Rodolfo Urrea