Con clientes baratos NO hay paraíso
La oferta de salones de peluquerías y Barberías superó ampliamente la demanda, este equilibrio se quebró notablemente en la región, el paisaje fue mutando y cambiando de nombre donde hace un par de décadas estaban instaladas las Escuelas de formación en peluquería después se convirtieron en fábricas de peluqueros y Barberos seriados.
Donde antiguamente obtener un diploma era signo de esfuerzo de estudio, hoy es un combo que lleva como regalo cualquier mortal que realice un cursillo o clase de alguna temática.
Antes transitabas 4 a 5 años de estudio por una de las instituciones más prestigiosa del sector de la peluquería para convertirte en un Maestro peluquero, hoy en algunas clases ya recibes con Honoris causa el diploma de internacional Master.
La peluquería se transformó en un negocio poco rentable donde el valor de un servicio tiene techo y los costos operativos son infinitos, la competencia ya no es de peluquero a peluquero, subieron al ring a una categoría de alumno venido a instructor cobrando como aprendiz y fijando precio muy económico al mercado.
Observo que lo barato se produjo por falta de recursos de resolver servicios dentro de la peluquería, el peluquero o Barbero que está incompleto en su formación instala un valor para atraer clientes y el tiempo defina qué sucederá con ellos.
El peluquero completo es el que decide que sus precios No son negociables por su trabajo es responsable, seguro y de calidad, pero pierde fuerza frente a clientes que el mercado le vendió lo barato como salida cotidiana.
Rodolfo Urrea