Seguimos creando consumidores de precios bajos
Desde la década de los 90 el valor de un servicio de peluquería bajo el 25% cada año, llegando a la actualidad que estamos por debajo de un valor real de un servicio en una peluquería en el 80% menos de lo que deberíamos cobrar.
La acción suicida comercialmente hablando llevo a que la industria este por debajo de la banda de precios jerarquizada, convirtiendo que todos servicios este de promoción en el año, en estos tiempos modificaron los conceptos de: inversión o valor “por precio” y es aquí donde se creó la confusión.
Solo un 5% de salones de peluquería de “la región” tienen una política de precios actualizada (ganan dinero y son rentables), el resto de la sociedad peluqueril todavía está con un costumbrismo de sacar el costo o planificación de precios de una manera muy rustica.
Cuidado la política de precios No tiene que ver solo con la locación, sino está enmarcada bajo un gran paraguas de valores agregados comprobables, los servicios regalados habitualmente son caros por el bajo expertiz que tienen sus prestadores de servicios «Peluqueros”, instalando en la sociedad de consumidores una referencia de precios bajos.
Los formadores de opinión “Instructores o Maestros” son parte del problema cobrando cada vez más barato estudiar cualquier disciplina de la peluquería e instalan de manera inconsciente una industria pobre y sin recursos, con algunos relatos discursivos de “Cobra barato por la competencia, los primeros cortes que se hagan gratis porque SOS nueva”.
Desde los 90 cobramos menos y seguimos esta tendencia, mientras los productos, servicios, personal y acciones estratégicas cada vez son más caros y algunos prohibitivos.
Siempre recordar que servicios de calidad para clientes que no tienen dinero es un pésimo negocio.
Rodolfo Urrea