Necesitamos más acariciadores del alma
Ya se está experimentando cortes de cabello con Robot, una de las últimas experiencias de estas máquinas inteligentes es que el corte salió perfecto.
Lo que No pudo hacer el Robot fuera de la perfección de ese corte con su cliente fue:
• Que este cliente estaba cerca de organizar su propio casamiento después de varios años de noviazgo y su sonrisa se multiplicaba y no pudo contarlo
• Que a su vez este cliente estaba por tomar una decisión de cambiar su trabajo y necesitaba contárselo a quien habitualmente tiene conversaciones que es su peluquero, con el Robot No pudo
• Estos clientes siempre utilizo productos para su cabello tan especial recomendados por su peluquero y el Robot No se los sugirió
• El cliente quería hablar de futbol su pasión indiscutible, que habitualmente discutía con su peluquero cruzando pasiones, con el Robot No pudo
• El cliente extraño enormemente el apretón de manos y hasta el abrazo de oso que su peluquero le hubiese dado con todas las emociones que tenía dentro, que el Robot no pudo interpretar
Cuando abordamos la actividad social el peluquero como la escucha, motivación, contención, reflexión que el profesional tiene basado en su entrenamiento cotidiano, lo convierte en un acariciador de almas certificado por la sonrisa y la mirada cómplice que le brinda cada cliente como un alimento al oficio.
Rodolfo Urrea