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La historia de un alumno de peluquería que no escucho el NO

Uno de los maestros de la peluquería internacional más reconocidos en las últimas 5 décadas nacido en Europa tiene una anécdota muy interesante que sigue vigente como enseñanza hasta el día de hoy.

Desde muy pequeño le gustaba la peluquería y sus padres lo envían a una escuela de peluquería representativa de ese entonces del lugar donde vivía, a las dos semanas el director de dicha escuela llama a sus padres comunicándole que este niño NO tenía habilidades para la peluquería, decepcionado los padres intentan llevarlo a otra escuela y con dos lugares más sucede exactamente lo mismo, este niño NO tiene habilidades.

Tiempos después el niño finalizo casi cinco años de estudios en una cuarta academia, donde después se convirtió en uno de los referentes indiscutidos de la peluquería mundial, entonces ¿qué fue lo que sucedió?, la respuesta es muy sencilla, la mayoría de los instructores de peluquería confunden lo que es habilidad con talento y es aquí donde ese maestro internacional tenía incorporado un talento innato y diferenciador.

Este niño jamás escucho el NO se puede o NO tiene habilidades, su pensar lo llevaba más allá de lo que los instructores querían enseñar, esto sucede inclusive en la actualidad donde el TALENTO no se puede identificar, no existen instructores que evalúen ese don que viene en el ADN de cada una de las personas que quieren realizar una actividad artística como lo es la peluquería.

La luz del talento comienza a aparecer después de varios años convirtiendo algún profesional en algo más que un diferente que es llamado un singular (estimo que en la región existe una cantidad muy reducida).

Solo para reflexionar cuantos nuevos talentos de peluquería estarán dando vuelta por diferentes lugares tratando de aprender el oficio, encontrándose con instructores o transmisores de técnicas con el mismo obstáculo de confundir el talento con habilidades.
Rodolfo Urrea