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Cruzando la línea
 
Aparentemente en una hora nos permitirán cruzar esa línea delgada que nos separa de nuestros trabajo, clientes y pertenencias de nuestra protección ante una situación única.
 
Al cruzar la línea ya no seremos los mismos en hábitos y costumbres, donde la mente se ocupara que el corazón enamoradizo no aparezca con abrazos y besos, que una distancia funcional será más que profesional, los olores se cruzaran entre una suave briza de otoño con el área de espera de una clínica.
 
Cuando crucemos esa línea el disfrute del trabajo y estar en plena libertad será el primer golpe de emoción, pero lo principal es cuidarse y cuidar al resto.
 
Crucemos los dedos para que del otro lado de la línea nos permitan cruzarla, el resto ya sabes que hacer por que tuviste mucho tiempo de aprendizaje.
 
Rodolfo Urrea