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La primer Selfi de un peluquero Japón 1902

Una curiosidad histórica que se convirtió en una investigación en este recorrido de lo que la peluquería en el mundo, este último Mundial de peluquería que se realizó en Francia las vestimentas típicas de la cultura japonesa sobresalían al resto de los competidores y no era mera casualidad.

La peluquería es una profesión que se toma muy en serio en Japón. Los peluqueros japoneses están entre los más entrenados del mundo y han heredado una tradición que tiene un profundo significado histórico y de respeto.

Japón es el país que más peluquería artística, peinados y complejidad que cualquier otro continente, detrás de estas manifestaciones tradicionales hay peluqueros especializados llamados tokoyama. Un tokoyama puede usar su talento en el campo del kabuki o del sumo, con las geiko y las maiko, o incluso en la producción de películas y programas de televisión de época ganando sumas de dinero muy importantes.

Estos artesanos así se hacen llamar alejados de la palabra occidental tan deseada y vendida que es “Profesional” emplean herramientas y técnicas que se remontan a cientos de años atrás, al período Edo. Por ejemplo, los tokoyama del mundo del sumo utilizan una mezcla especial de aceite de colza, cera y fragancias para untar el cabello del luchador.

Las personas que trabajan con el cabello actualmente en el país de Japón pueden dividirse en gran medida en dos categorías, barberos (rihatsushi) y peluqueros o estilistas (biyoshi), cada uno con sus licencias diferentes., ambos oficios comparten la tarea de cortar el cabello, pero solo los barberos tienen licencia para afeitar el cabello, y solo los peluqueros pueden ofrecer servicios de peinado, como permanentes.

Las calificaciones y los niveles de habilidad requeridos para ambos son considerablemente altos. Quienes deseen convertirse en peluqueros deben pasar por programas de entrenamiento de entre dos y tres años, aprobar un “examen nacional” y trabajar durante varios años como asistentes mientras se someten a más pruebas antes de alcanzar el nivel de peluqueros plenamente calificados.

Sin lugar a dudas otra cultura
Rodolfo Urrea