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Cuando la industria No seduce económicamente

La simetría entre el saber sobre el valor de un servicio de peluquería cada vez está más distante, los costos operativos son los más altos de los últimos tiempos y los productos se convirtieron en prohibitivos por la inversión que debe realizar un peluquero para su espacio de trabajo.

El factor de la instalación de precios bajos por casi el 90% de la industria, modifico la política de valor, que solo un 10% puede superarla logrando que su negocio se convierta estadísticamente en rentable.

Más que nunca el concepto de gratuidad se ve instalada en programas de formación y eventos de peluquería logrando deserciones importantes a la hora de convocar a peluqueros para transmitirles algunos conceptos.

El olor a dinero de la década de los 90 en la industria de la peluquería se perdió, década tras década el peluquero se fue convirtiendo cada vez más débil económicamente, locales en avenida terminaron con locales en calles laterales, peluquerías con empleados terminaron con un colaborador, peluquerías Premium en una peluquería más del barrio, los productos capilares franceses por industria local, peluqueros reconocidos brindando cursos por internet.

La industria de la peluquería supo tener una mochila de herramientas técnicas, artísticas, saberes y de gestión, era habitual los liderazgos y la instalación de agendas de lo que vendría al sector se anticipaba conociendo a sus gestores, hace apenas 10 años, hoy la falta de nombres propios como así marcas que traccione fueron desapareciendo.

La industria funciona con micro propuestas dispersas sin objetivos comunes, cada uno cuida su Kiosco vendiendo lo que puede o tiene en ese momento, cursos On line, certificados, PDF y lo que la mente puede imaginar, otros los menos son un grupo de empresarios de la peluquería que les interesa únicamente su marca.
Rodolfo Urrea