Presencialidad versus On Line
Se convierte en un oficio el manejo del escenario, esa parte actoral que transitamos con un protocolo interno que demora mucho tiempo en incorporarlo, donde solo se pone en juego dos posiciones el del disertante y el público.
El porqué de ciertas vestimentas que son sugeridas para que el público solo preste atención a lo verbal, esas palabras moduladas, pausadas y con sentido en la dramatización son parte de un entrenamiento para sostener la seducción de quienes te escuchan, observan y evalúan tus contenidos.
La presencialidad te exige detalles frente al público que todo lo observa como una radiografía de un paciente para encontrar si tiene alguna afección, comunicarse de manera personal a un público conocedor es tan difícil como actuar o cantar en un casting de expertos para una audición.
El manejo del silencio, la dramatización de algunos temas específicos, cambiar el tono de voz para romper la monotonía, las gestualidades controladas como así la forma de pararse, entender que la disertación NO es un monologo, el disertante no debe tener un tono de charla domestica frente a sus alumnos, (claridad, lógica y matices) es lo que enriquece a nuestro público.
Cuanto más intelectual es el disertante más seduce al público con una joyería de palabras que alimenta la formación del pensar de quienes nos vienen a escuchar (la rusticidad es uno de los obstáculos habituales), el ROL asimétrico debemos sostenerlos (somos lo que en ese momento enseñamos) somos los facilitadores de conocimientos y experiencias.
Si no transitaste por esta gran experiencia enriquecedora del escenario, tu cultura estará recortada para realizar cualquier VIVO en alguna red social o plataforma, te faltara esa cuarta pared que los conocedores del teatro saben cómo así también ese ritmo de manejo de tiempos y contenidos