Nostalgia
Hoy llegar al salón de peluquería y que te estén esperando clientes que no estén apurados y hasta traigan como lo hacían antes alguna media luna para compartir el mate es una utopía, esto es una Cultura que quedo en el tiempo, como así también las abuelas coquetas que nos visitaban muy temprano porque querían verse bien peinadas en el barrio.
Lo mismo les ocurre a los comerciantes del barrio donde quedamos unos pocos tratando de mantener la cultura social comunicacional entre vecinos, se fue perdiendo la hospitalidad parece que todos son Zombis que van corriendo por las calles y que se desconocen entre sí, dicen que están apurados para NO perder el tren del primer mundo como diría el Maestro Sábato.
En mi negocio me ocurre que ya todos somos extraños (me va muy bien no me quejo), por suerte algunos de los hijos de mis clientes se atienden conmigo, pero el resto todos nuevos y la pregunta que me hago es Donde estará Doña Rosa, esa vecina una de las más coquetas del barrio que se atendía todas las semanas y no regreso, ¡!!Los signos de la modernidad!!! PAPA, diría mi hija repitiéndome que el negocio (mi peluquería) tengo que renovarlo porque tiene olor a viejo, olor a nostalgia, según ella que tiene sus primeros 15 años en una adolescencia insolente y atrevida (como debe ser).
Recuerdo que mi peluquería era un lugar de encuentro, clientes que contaban de sus laburos, se tomaban un mate y por qué no algunos chismes que nos hacían sonreír a todos (ahora me doy cuenta que éramos más felices).
Antes los clientes me llamaban al teléfono de línea que sigo manteniendo o pasaban por la peluquería y me decían Adrián Tenes un Turnito, sin protocolos ni extravagancias se le respondía Si me esperan un RATITO te atiendo mientras tomas unos mates tercien hechos, hoy es por WhatsApp y rogando que respeten el turno.
Desde un garaje de la casa de enfrente de mi peluquería, abrieron una Barbería que se escucha a partir del mediodía (horario que abre el pibe que atiende y le dicen el Capo Barbero) la música de Reguetón a todo volumen invade el contexto de la vecindad, por momentos me hace sentir que estoy en alguna región del Caribe, con el tiempo uno se acostumbra.
Ya sé!!! Los que me están leyendo dirán este es un VIEJO, pero No es así, soy un joven de apenas 50 años que comenzó el oficio a muy temprana edad de peluquero (siempre lo quise ser), soy el que tuvo que dejar la Chaqueta Blanca impecable reemplazándola por una camiseta negra que es más Cool, soy el que tuve que dejar el Mate y hoy tengo Te saborizados y relajantes, soy el que no hablo más de Futbol o de pesca con mis clientes, hablamos de cómo ser Vegano y que bien que hace la práctica de Yoga y convertirse en un ser puro Zen, soy el Peluquero que antes le decía a Marta mi clienta lo que debía llevar como tendencia, hoy soy el que le dice a todas mis clientas te quedo HERMOSO ser una rubia platinada.
Soy un sobreviviente a la nostalgia que te cambia de identidad, la identidad que el cliente quiere, porque él es el Rey (te guste o no)
Rodolfo Urrea