El cuento del Peluquero Millonario
Transitando la década de los 90 la región se convirtió en un laboratorio de hacer negocios en la industria de la peluquería, donde el 35% del mercado se instalaron las famosas franquicias y que sus compradores eran inversores fuera del sector que se les seducía la idea del MILLONARIO peluquero.
Algunos nombres propios y otros de fantasía solo 12 marcas lograron posicionar y vender a cifras millonarias sus franquicias, pero la fascinación de los compradores duro poco tiempo cuando se observaba que era un cuento más latinoamericano No chino.
En el inconsciente colectivo quedo instalado de que el que tiene o comienza un formato de franquicia es el mejor negocio y esos tiempos finalizaron por que las practicas económicas, sociales, administrativas y de compra cambiaron rotundamente e imposible de realizarlas.
¿se puede ser millonario con una peluquería? Y la respuesta rotunda es NO, después de un tercer local puede comenzar a estar más holgado económicamente donde el concepto de economía de escala es lo más beneficioso.
Si solo el 3% de las peluquerías de la región son locales propios esta muestra un indicio que el peluquero gana dinero, pero gasta más aun siendo uno de los pésimos administradores del día a día en un negocio que le provee un dinero que representa hasta 5 veces de un salario habitual.
Hoy se instalo lo que llamo el administrador de Finanzas del sector de la peluquería, funcionando únicamente en países estables con monedas donde el creador de una marca esta con una deuda económica (en crédito) similar a los activos que tiene (es una ingeniería financiera con beneficios importantes) la peluquería modifico su manera hacer negocios donde aparecen las siguientes figuras:
- El peluquero artesano que brinda su oficio de manera unipersonal
- El emprendedor de la peluquería con dos o tres asistentes
- El empresario donde el 75% de su producción esta en manos de terceros (empleados o colaboradores)
- Los administradores de finanzas que serán solo en Latinoamérica 30 modelos a seguir y aprender de ellos.
Rodolfo Urrea